Choques con la dirigencia, terreno conocido para Gustavo Quinteros

Gustavo Quinteros no se guardó nada. Quizá también eludió parte de la función del cargo de director técnico, asumir los resultados del equipo que dirige. "Yo vine acá y me hice responsable de salvar al equipo del descenso. Cuando se complete el plantel me haré responsable de todo lo que suceda, pero ahora no. Al menos hasta que reemplacemos a los que se fueron", lanzó el entrenador argentino-boliviano en una alusión clara a que todavía falta quien cubra el lugar dejado por Julio Barroso. Palabras elocuentes para la dirigencia de Blanco y Negro, que no podrá satisfacer los deseos del DT en torno al mercado de pases.

¿Cómo así? El reclamo del entrenador campeón con la Universidad Católica en 2019 se sustenta en que tiene dos peticiones no cumplidas todavía por la concesionaria: un defensor central, aunque se avanzó mucho en el acuerdo por Fabricio Formiliano, y un centrodelantero, puesto para el que Favio Cabral de Talleres de Córdoba es el candidato del cuerpo técnico.

Pese a eso, en el staff prefieren esperar, pues así como tenían prácticamente amarrado a Branco Ampuero, llegó la Universidad Católica con una propuesta mejor y más rápida y se quedó con los servicios del marcador nacido en Carelmapu. La opinión del ex seleccionador de Ecuador y Bolivia en torno al diagnóstico de necesidades para reforzar la plantilla no ha cambiado. Y, quedó claro, no está dispuesto a ceder. Eso también le ocurrió cuando dirigió al Bolívar de La Paz.

El ciclo de Quinteros al mando del cuadro más ganador del fútbol boliviano fue durante 2009. Terminó con un título, el del Torneo de Apertura de aquel año. Y tuvo, por cierto, un desencuentro con la directiva del club. "Se impone también con los dirigentes. No es una persona demasiado dócil. Es educado, pero no es una persona que se deje avasallar", contó Guido Loayza, presidente del conjunto paceño a Al Aire Libre en Cooperativa.

Aquellos dichos tienen su historia en torno a la exigencia que hizo allí, precisamente por detectar la falta de un centrodelantero. Pidió al uruguayo William Ferreira. Pero la negociación no estuvo fácil y, según cuentan, Quinteros tensó la cuerda hasta lograr el objetivo de contar con el atacante charrúa. ¿Qué pasó? La plana mayor del cuadro celeste le dio la razón al entrenador. Y Ferreira fue el goleador del fútbol boliviano ese año. ¿Se repetirá la historia en Macul? El entrenador albo dejó la pelota en el terreno de la directiva.